miércoles, 29 de octubre de 2008

Imprenta Comercial

Los chicos de Pululart acaban de colgar la web de Imprenta Comercial, una empresa dedicada al arte de la impresión offset y digital ubicada en A Coruña.

Durante mi estancia en Pululart este verano diseñé por completo el aspecto gráfico de este site. La programación corrió a cargo de mis compañeros del departamento de informática. Espero que os guste.



viernes, 17 de octubre de 2008

La ley innata. Reinventarse tras morir de éxito

En medio de un ambiente un tanto escéptico, debido a recientes acontecimientos mediáticos que tienen un tanto mosca al personal, me hice con el último disco de Extremoduro, La ley innata, Dro, 2008. Independientemente de la polémica y presunta incoherencia del grupo (algunos de mis amigos ya han dicho :"me acuerdo de cuando decían "prefiero ser un indio, a un importante abogado" y míralos ahora") hay que quitarse el sombrero ante tamaña demostración de lo que una banda de rock español puede llegar a producir. Se trata de una sola canción que va mutando a lo largo de 6 movimientos (ellos lo han dado en llamar así) conectados a través de un estribillo recurrente y melodías que vuelven una y otra vez transformadas para construir una ópera rock hispánica y castiza que, como mínimo, es una apuesta valiente.

Se rumorea por la red que en determinados momentos del disco suenan simultáneamente hasta 96 pistas, con lo cual podemos hacernos una idea de la labor de producción que Iñaki "Uoho" Antón desarrolla para un grupo, el suyo, que lleva 21 años funcionando gracias a la insistencia y talento de su líder (y por momentos, único componente) Robe Iniesta. Asimismo, la instrumentación utilizada dista mucho del paquete básico que cabe esperar de una grabación de un grupo español de rock. Cuarteto de cuerda, trompetas, óboe y piano han sido utilizados para dar más empaque a la grabación, y para dirigir este desmadre parece ser que se trajeron a un libanés de ascendencia armenia que es uno de los mejores violinistas del mundo, Ara Malikian (atentos a las caras que pone el hombre en su site, impagables).

Las canciones. O la canción. Todo comienza con dulce introducción al caos, un tema melódico que nos mete en el disco y comienza a grabar a fuego en nuestra cabeza el run-run que va a seguir sonando por detrás de las canciones durante los próximos 45 minutos. Primer movimiento: el sueño es un tema más intimista y personal, cuyas letras van desde la crítica a la (mal) llamada violencia de género, la breve incursión política y la denostación del terrorismo. En el fondo continúa hablando de desamor, pero se agradece la temática global y contemporánea en la poesía de Robe. En este corte aparece por primera vez el estribillo recurrente del que hablaba antes: buscando mi destino, viviendo en diferido, sin ser, ni oir, ni dar, y a cobro revertido quisiera hablar contigo y así, sintonizar.

Segundo movimiento: lo de fuera
posee una dinámica progresiva que demuestra un talento compositivo al alcance de pocos, mérito de Robe, "Uoho" o el armenio-libanés, o de los tres, pero digno de mención, en cualquier caso. Empieza suave y sube cuando quiere, sacando las guitarras a relucir y la rocosa voz de Robe en las partes álgidas. Tercer movimiento: lo de dentro es la parte más rockera al uso, la más Extremoduro como lo conocíamos hasta ahora, con duelo de voces y guitarras superponiéndose unas a otras continuamente y una letra muy trabajada ("miente el carné de identidad, tu culo es mi localidad", buenísimo).

Cuarto movimiento: la realidad, es la parte más melódica del álbum. Aquí descubrimos rasgos de la voz de Robe hasta ahora desconocidos, en los que sube sin problemas de registro con una solvencia que yo, particularmente, no me esperaba. Coda flamenca es el movimiento que cierra el disco, mostrando la parte más Triana de los de Plasencia, en la que Robe imposta la voz emulando a los grupos y solistas de flamenco de los 80 y 90 que tanto le gustan.

Las letras de La ley innata son certeras, bonitas y emotivas, pero lo más sorprendente de todo es que se han compuesto con una sencillez que apabulla. No hay ni una sola palabra rebuscada en todo el disco, palabras que sí abundan en la discografía del grupo y en la de sus grupos adyacentes (Marea o Forraje, por poner dos ejemplos). Son letras completamente desnudas y sinceras, acordes con el sonido del disco y que le dan un empaque brutal. Altamente recomendable, incluso para aquellos que, a priori, no son de Extremoduro.